martes, 30 de noviembre de 2010
LITERATURA DE LA REVOLUCION MEXICANA
LITERATURA DE LA REVOLUCION MEXICANA
La literatura de la Revolución Mexicana es ante todo una expresión en el ámbito de la narrativa, fundamentalmente la novela.
La literatura aporta y complementa, para la comprensión del fenómeno revolucionario, aquello que fuentes documentales como los manifiestos, planes, proclamas, leyes y demás no pueden hacer: caracteriza, retrata de cuerpo entero a los personajes, sus ideas, sus anhelos y sus pasiones.
Todo aquello que no puede asentarse en un "documento oficial" se obtiene por medio del boceto, del dibujo de los personajes literarios. Por ejemplo, la literatura hace comprensible para el análisis histórico frases y sucesos propios del periodo revolucionario, como el verbo "madrugar", que aludía a la forma de asesinar a los contrarios, con alevosía y traición.
También capta la literatura de la Revolución la manera de actuar de los políticos de entonces y su falta de sinceridad, como bien se muestra, por ejemplo, en "La Moscas" de Mariano Azuela: cómo se las ingenia cierto tipo de gente para sobrevivir, siendo lo de menos de qué lado se encuentran sus lealtades.
Ese retrato crudo es un hilo conductor de la narrativa de la Revolución: no importa quién, no importa qué, todo se convierte en sustento para descreer, para el desencanto. Una visión tenuemente optimista sólo puede provenir del pueblo, de su anónima capacidad para el sacrificio, para el valor, para la esperanza.
Para la generación de escritores que había crecido al amparo de más de tres décadas de paz porfiriana, el movimiento revolucionario la condujo a ajustar sus herramientas narrativas, ante el momento histórico que se vivía.
La Revolución Mexicana representó una oportunidad para dar noticia literaria de hechos y de gente, para hacer creíbles acontecimientos y actitudes, para "retratar" el lenguaje y el habla de una caótica mezcla de personas de la más diversa extracción social, con diferentes ideas, convicciones y credos.
Otro hilo conductor de la narrativa de la Revolución, aunque resulta obvio consignarlo, es la presencia permanente de la violencia, el ineludible telón de fondo en el que se desarrolla la vida toda del México de entonces.
Ese retrato crudo es un hilo conductor de la narrativa de la Revolución: no importa quién, no importa qué, todo se convierte en sustento para descreer, para el desencanto. Una visión tenuemente optimista sólo puede provenir del pueblo, de su anónima capacidad para el sacrificio, para el valor, para la esperanza.
Para la generación de escritores que había crecido al amparo de más de tres décadas de paz porfiriana, el movimiento revolucionario la condujo a ajustar sus herramientas narrativas, ante el momento histórico que se vivía.
La Revolución Mexicana representó una oportunidad para dar noticia literaria de hechos y de gente, para hacer creíbles acontecimientos y actitudes, para "retratar" el lenguaje y el habla de una caótica mezcla de personas de la más diversa extracción social, con diferentes ideas, convicciones y credos.
Otro hilo conductor de la narrativa de la Revolución, aunque resulta obvio consignarlo, es la presencia permanente de la violencia, el ineludible telón de fondo en el que se desarrolla la vida toda del México de entonces.
No son pocas las obras literarias que fueron escritas fuera de México, en el destierro obligado o voluntario, ya que se estaban narrando acontecimientos muy recientes.
Ello explica el tono autobiográfico recurrente de las obras, así como las tomas de posición política al respecto. Escribir y publicar en el país podía ser arriesgado y era preferible conducirse con prudencia.
Ello explica el tono autobiográfico recurrente de las obras, así como las tomas de posición política al respecto. Escribir y publicar en el país podía ser arriesgado y era preferible conducirse con prudencia.
La narrativa de la Revolución Mexicana es una fuente para la memoria histórica, de ahí que haya sido retomada por el cine; porque ella muestra cómo la realidad supera a la ficción y porque el cine, como un medio masivo de comunicación, le recuerda a la sociedad esa memoria de su pasado.
VANGUARDIA DEL ARTE
IMPRESIONISMO
El término Impresionismo se aplica en diferentes artes como la música y la literatura, pero su vertiente más conocida, y aquélla que fue la precursora, es la pintura impresionista. El movimiento plástico impresionista se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa (principalmente en Francia) en contra de las fórmulas artísticas impuestas por la Academia Francesa de Bellas Artes, y caracterizado, a grandes rasgos, por el intento de plasmar la luz (la “impresión” visual) y el instante, sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba. Es decir, si sus antecesores pintaban formas con identidad, los impresionistas pintarán el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo éste. El movimiento fue bautizado por la crítica como Impresionismo con ironía y escepticismo respecto al cuadro de Monet Impresión: sol naciente. Siendo diametralmente opuesto a la pintura metafísica, su importancia es clave en el desarrollo del arte posterior, especialmente del postimpresionismo y las vanguardias. El objetivo de los impresionistas era conseguir una representación del mundo espontánea y directa.
EXPRESIONISMO
El expresionismo fue un movimiento cultural surgido en Alemania a principios del siglo XX, que tuvo plasmación en un gran número de campos: artes plásticas, literatura, música, cine, teatro, danza, fotografía, etc. Su primera manifestación fue en el terreno de la pintura, coincidiendo en el tiempo con la aparición del fovismo francés, hecho que convirtió a ambos movimientos artísticos en los primeros exponentes de las llamadas “vanguardias históricas”. Más que un estilo con características propias comunes, fue un movimiento heterogéneo, una actitud y una forma de entender el arte que aglutinó a diversos artistas de tendencias muy diversas y diferente formación y nivel intelectual. Surgido como reacción al impresionismo, frente al naturalismo y el carácter positivista de este movimiento de finales del siglo XIX, los expresionistas defendían un arte más personal e intuitivo, donde predominase la visión interior del artista (la “expresión”) frente a la plasmación de la realidad (la “impresión”).
El expresionismo suele ser entendido como la deformación de la realidad para expresar de forma más subjetiva la naturaleza y el ser humano, dando primacía a la expresión de los sentimientos más que a la descripción objetiva de la realidad. Entendido de esta forma, el expresionismo es extrapolable a cualquier época y espacio geográfico. Así, a menudo se ha calificado de expresionista la obra de diversos autores como Matthias Grünewald, Pieter Brueghel el Viejo, El Greco o Francisco de Goya. Algunos historiadores, para distinguirlo, escriben “expresionismo” (en minúsculas) como término genérico y “Expresionismo” (en mayúsculas) para el movimiento alemán.
Con sus colores violentos y su temática de soledad y de miseria, el expresionismo reflejó la amargura que invadió a los círculos artísticos e intelectuales de la Alemania prebélica, así como de la Primera Guerra Mundial y del período de entreguerras (1918-1939). Esa amargura provocó un deseo vehemente de cambiar la vida, de buscar nuevas dimensiones a la imaginación y de renovar los lenguajes artísticos. El expresionismo defendía la libertad individual, la primacía de la expresión subjetiva, el irracionalismo, el apasionamiento y los temas prohibidos (lo morboso, demoníaco, sexual, fantástico o pervertido). Intentó reflejar una visión subjetiva, una deformación emocional de la realidad, a través del carácter expresivo de los medios plásticos, que cobraron una significación metafísica, abriendo los sentidos al mundo interior.
CUBISMO
El Cubismo tuvo como centro neurálgico la ciudad de París, y como jefes y maestros del movimiento figuraban los españoles Pablo Picasso y Juan Gris y los franceses Georges Braque y Fernand Léger. El movimiento efectivamente se inicia con el cuadro "Las Señoritas de Avignon" (Demoiselles D'Avignon). Como elementos precursores del cubismo debemos destacar la influencia de las esculturas africanas y las exposiciones retrospectivas de Georges Seurat (1905) y de Paul Cézanne (1907). Es una tendencia esencial, pues da pie al resto de las vanguardias europeas del siglo XX. No se trata de un ismo más, sino de la ruptura definitiva con la pintura tradicional.
El cubismo es considerado la primera vanguardia, ya que rompe con el último estatuto renacentista vigente a principios del siglo XX, la perspectiva. En los cuadros cubistas, desaparece la perspectiva tradicional. Trata las formas de la naturaleza por medio de figuras geométricas, fragmentando líneas y superficies. Se adopta así la llamada “perspectiva múltiple”: se representan todas las partes de un objeto en un mismo plano. La representación del mundo pasaba a no tener ningún compromiso con la apariencia de las cosas desde un punto de vista determinado, sino con lo que se sabe de ellas. Por eso aparecían al mismo tiempo y en el mismo plano vistas diversas del objeto. Ya no existe un punto de vista único. No hay sensación de profundidad. Los detalles se suprimen, y a veces acaba representando el objeto por un solo aspecto, como ocurre con los violines, insinuados sólo por la presencia de la cola del mismo.
A pesar de ser pintura de vanguardia los géneros que se pintan no son nuevos, y entre ellos se encuentran sobre todo bodegones, paisajes y retratos.
Con todas estas innovaciones, el arte acepta su condición de arte, y permite que esta condición se vea en la obra, es decir es parte intrínseca de la misma. El cuadro cobra autonomía como objeto con independencia de lo que represente, por ello se llega con el tiempo a pegar o clavar a la tela todo tipo de objetos hasta formar collages.
FUTURISMO
El futurismo surgió en Milán, Italia, impulsado por Filippo Tommaso Marinetti. Este movimiento buscaba romper con la tradición, el pasado y los signos convencionales de la historia del arte. Consideraba como elementos principales a la poesía, el valor, la audacia y la revolución, ya que se pregonaba el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso y la bofetada irreverente. Tenía como postulados: la exaltación de lo sensual, lo nacional y guerrero, la adoración de la máquina, el retrato de la realidad en movimiento, lo objetivo de lo literario y la disposición especial de lo escrito, con el fin de darle una expresión plástica.
Rechazaba la estética tradicional e intentó ensalzar la vida contemporánea, basándose en sus dos temas dominantes: la máquina y el movimiento. Se recurría, de este modo, a cualquier medio expresivo (artes plásticas, arquitectura, urbanismo, publicidad, moda, cine, música, poesía) capaz de crear un verdadero arte de acción, con el propósito de rejuvenecer y construir de nuevo la faz del mundo.
DADAISMO
Movimiento artístico surgido primero en Europa y posteriormente en Norteamérica; fue creado en el Cabaret Voltaire en Zúrich, Suiza entre 1916 y 1922 con Hugo Ball como fundador y, posteriormente, adoptado por Tristan Tzara, quien se convertiría en la figura representativa de dadá. Surgió del desencanto que sentían los miembros al vivir en la Europa del periodo tardío de la Primera Guerra Mundial y posteriormente, en actitud de rebelión a hacia la abulia y desinterés social característico de los artísticas del periodo de entreguerras.[1]
Dadaísta suele ser una sucesión de palabras y sonidos, lo que hace difícil encontrarle lógica. Se distingue por: la inclinación hacia lo dudoso, la muerte, lo fantasioso, y la constante negación. Así, busca renovar la expresión mediante el empleo de materiales inusuales o manejando planos de pensamientos antes no mezclables lo cual conlleva a una tónica general de rebeldía o destrucción.
El Dadá es caracterizado, también, por gestos y manifestaciones provocadoras en las que los artistas pretendían destruir todas las convenciones con respecto al arte, creando, de esta forma, un antiarte. Sus orígenes se localizan cuando una serie de artistas de distintas nacionalidades se encontraron como refugiados en Zúrich durante la Primera Guerra Mundial.
Dadá se presenta como una ideología total, como una forma de vivir y como un rechazo absoluto de toda tradición o esquema anterior. En el fondo es un antihumanismo entendiendo por humanismo la tradición anterior, tanto filosófica como artística o literaria.
El movimiento dadaísta es un movimiento antiartístico, antiliterario y antipoético porque cuestiona la existencia del arte, la literatura y la poesía. Por definición, cuestiona el propio dadaísmo.
Dadá se manifiesta contra la belleza eterna, contra la eternidad de los principios, contra las leyes de la lógica, contra la inmovilidad del pensamiento, contra la pureza de los conceptos abstractos y contra lo universal en general. Propugna, en cambio, la desenfrenada libertad del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, actual y aleatorio, la crónica contra la intemporalidad, la contradicción, el no donde los demás dicen sí y el sí donde los demás dicen no; defiende el caos contra el orden y la imperfección contra la perfección. Por tanto, en su rigor negativo también está contra el modernismo, y las demás vanguardias: el expresionismo, el cubismo, el futurismo y el abstraccionismo, acusándolos, en última instancia, de ser sucedáneos de cuanto ha sido destruido o está a punto de serlo. La estética dadá niega la razón, el sentido, la construcción del consciente. Sus formas expresivas son el gesto, el escándalo, la provocación. Para dadá la poesía está en la acción y las fronteras entre arte y vida deben ser abolidas.
ULTRAISMO
Ultraísmo es un movimiento literario nacido en España en 1918, con la declarada intención de enfrentarse al modernismo, que había dominado la poesía en lengua española desde fines del siglo XIX.
1. Reducción de la lírica a su elemento primordial: la metáfora.
2. Tachadura de las frases medianeras, los nexos y los adjetivos inútiles.
3. Abolición de los trabajos ornamentales, el confesionalismo, la circunstanciación, las prédicas y la nebulosidad rebuscada.
4. Síntesis de dos o más imágenes en una, que ensancha de ese modo su facultad de sugerencia.
5. Imágenes y metáforas chocantes, ilógicas, donde destacan el mundo del cine, del deporte, del adelanto técnico:
6. Tendencia a establecer una disposición tipográfica nueva de las palabras del poema, pretendiendo de ese modo hacer ver una fusión de la plástica y la poesía.
7. Neologismos, tecnicismos y palabras esdrújulas.
8. Eliminación de la rima.
9. El ultraísmo coincidía con las otras vanguardias en eliminar el sentimentalismo.
SURREALISMO
El Surrealismo o superrealismo, es un movimiento artístico y literario surgido en Francia a partir del dadaísmo, en la década de los años 1920, en torno a la personalidad del poeta André Breton. Buscaba descubrir una verdad, con escrituras automáticas, sin correcciones racionales, utilizando imágenes para expresar sus emociones, pero que nunca seguían un razonamiento lógico.
La meta surrealista y sus medios se remontan siglos antes al nacimiento del movimiento. Basta citar a Hieronymus Bosch "el Bosco", considerado el primer artista surrealista, que en los siglos XV y XVI creó obras como "El jardín de las delicias" o "El carro del heno". Pero fue en el siglo XX cuando surgiría el nacimiento de una vanguardia filosófica y artística que retomaría estos elementos y los desarrollaría como nunca antes se había hecho.
El surrealismo tomó del dadaísmo algunas técnicas de fotografía y cinematografía así como la fabricación de objetos. Extendieron el principio del collage (el "objeto encontrado") al ensamblaje de objetos incongruentes,
Otra de las nuevas actividades creadas por el surrealismo fue la llamada cadáver exquisito, en la cual varios artistas dibujaban las distintas partes de una figura o de un texto sin ver lo que el anterior había hecho pasándose el papel doblado.
En el terreno literario, el surrealismo supuso una gran revolución en el lenguaje y la aportación de nuevas técnicas de composición. Como no asumía tradición cultural alguna, ni desde el punto de vista temático ni formal, prescindió de la métrica y adoptó el tipo de expresión poética denominado como versículo: un verso de extensión indefinida sin rima que se sostiene únicamente por la cohesión interna de su ritmo. Igualmente, como no se asumía la temática consagrada, se fue a buscar en las fuentes de la represión psicológica (sueños, sexualidad) y social, con lo que la lírica se rehumanizó después de que los ismos intelectualizados de las Vanguardias la deshumanizaran, a excepción del Expresionismo. Para ello utilizaron los recursos de la transcripción de sueños y la escritura automática, y engendraron procedimientos metafóricos nuevos como la imagen visionaria. El lenguaje se renovó también desde el punto de vista del léxico dando cabida a campos semánticos nuevos y la retórica se enriqueció con nuevos procedimientos expresivos.
ESTRIDENTISMO
El Estridentismo fue un movimiento artístico interdisciplinario que se inició el 31 de diciembre de 1921 en la ciudad de México, tras el lanzamiento del manifiesto Actual Nº1 por el poeta Manuel Maples Arce. A él se sumaron Arqueles Vela, Germán List Arzubide, Salvador Gallardo, Germán Cueto, Ramón Alva de la Canal y Leopoldo Méndez, quienes constituirían el grupo estridentista, propiamente dicho. En 1925, la mayoría de ellos se establece en Xalapa (que será rebautizada y proyectada en sus obras como Estridentópolis), donde realizan una gran labor editorial, cultural y educativa, colaborando en la fundación de la Universidad Veracruzana, bajo los auspicios del gobernador de Veracruz Heriberto Jara, hasta que éste fue depuesto, por el gobierno federal, debido a su apoyo a la defensa de los derechos de los obreros frente a las compañías petroleras estadounidenses y británicas, en la cuestión de la explotación petrolera. Así, al verse privado de su protector, el grupo estridentista se disolvió, en 1927. Cada uno continuó produciendo obras por separado, y es así como encontramos autores produciendo aún en los años 1980 y años 1990.
Estéticamente, los artistas estridentistas conjugaban el simultaneísmo del cubismo, la irreverencia de Dadá y el aspecto moderno del futurismo, al tiempo que daban cabida a las expresiones de la cultura popular y de masas del México de los años 1920. Su eclecticismo los llevó a procurar una simbiosis original entre todas las tendencias de la vanguardia, además de desarrollar una dimensión actualista y social, derivada de la Revolución mexicana. Junto con los Contemporáneos, representan el impulso de renovación estética y cultural hacia una literatura moderna y cosmopolita.
Estéticamente, los artistas estridentistas conjugaban el simultaneísmo del cubismo, la irreverencia de Dadá y el aspecto moderno del futurismo, al tiempo que daban cabida a las expresiones de la cultura popular y de masas del México de los años 1920. Su eclecticismo los llevó a procurar una simbiosis original entre todas las tendencias de la vanguardia, además de desarrollar una dimensión actualista y social, derivada de la Revolución mexicana. Junto con los Contemporáneos, representan el impulso de renovación estética y cultural hacia una literatura moderna y cosmopolita.
EXISTENCIALISMO
El existencialismo es un movimiento filosófico, cuyo postulado fundamental es que los seres humanos, en forma individual, son los que crean el significado y la esencia de sus vidas.
La corriente, de manera general, destaca el hecho de la libertad y la temporalidad del hombre, de su existencia en el mundo más que de su supuesta esencia profunda. Las cuestiones filosóficas del existencialismo tienden a escudriñar en lo profundo de la condición humana.
Emergió como movimiento en el siglo XX, en el marco de la literatura y la filosofía, heredando algunos de los argumentos de filósofos anteriores como Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche y Unamuno.
El existencialismo es una corriente, movimiento o serie de doctrinas filosóficas y culturales que tiene por objetivo y disciplina, el análisis y la descripción del sentido individual de la vida humana en cuanto “existe”. Sostiene que el existente humano piensa, actúa, se refiere y relaciona consigo mismo, con su propia trascendencia, con sus contradicciones y sus angustias. Para el pensamiento existencialista el individuo no es una porción mecánica o “parte” de un todo, sino que el hombre es en sí una “íntegridad” libre por sí. Esta doctrina filosófica considera qué es la existencia del ser humano libre y qué es lo que define su esencia, en lugar de entender que su esencia o condición humana determina su existencia. Para esta corriente del pensamiento la existencia del ser humano no es nunca un “objeto” sino que, desde el momento que el ser humano es capaz de generar pensamiento “existe”; en consecuencia el reconocimiento de esa existencia tiene primacía y precedencia sobre la esencia. No obstante, la existencia del hombre puede ser inauténtica o falsa si éste renuncia a su libertad. La carencia de libertad es carencia de existencia. En un sentido estricto para el existencialismo las cosas materiales y el hombre "existen", pero no "son" (es decir, no son nada real, en el sentido de tener una substancia separada de todas las demás y encerrada en sí misma; este era el modo en el que, por ejemplo, Aristóteles caracterizaba a la Ousía).
El existencialismo implica que el individuo es libre y, por ende, totalmente responsable de sus actos. Esto incita en el ser humano la creación de una ética de la responsabilidad individual.
EL SENOR DE LAS MOSCAS
El SENOR DE LAS MOSCAS
William Golding
Escritor y poeta inglés, William Golding nació en Newquay el 19 de septiembre de 1911. Está considerado como uno de los grandes autores en lengua inglesa del s.XX.
De familia muy activa social y políticamente, Golding estudió en Oxford literatura inglesa, publicando su primer poemario en 1934. Tras la Segunda Guerra Mundial, en la que participó como miembro de la marina británica, logró publicar en 1954 su primera y más conocida novela, titulada El señor de las moscas.
A partir de esta obra, Golding pasa a dedicarse a la literatura y a desarrollar varias teorías tanto políticas como sociales y literarias relacionadas con El señor de las moscas. Del resto de su obra destacan obras como Martín el náufrago o la trilogía de los Ritos de Paso.
Entre otros premios y galardones, Golding logró el Premio Nobel de Literatura en 1983 por su capacidad para unir tanto la oscura realidad del ser humano con un vibrante espíritu de aventuras. Cinco años más tarde fue ordenado Caballero de la Orden del Imperio Británico.
William Golding murió en Perranaworthal el 19 de junio de 1993, dejando inacabada su última novela, La lengua oculta.
· Narrador extradiegético u omnisciente.
· Es el narrador más común de la narrativa tradicional.
· Es aquel que lo sabe todo; como lo que piensan los personajes, lo que sienten, e incluso su pasado. Cuenta la historia aunque no la vivió como personaje.
· Está en tercera persona, voz narrativa que favorece siempre el objetivismo. Es, por lo tanto, una entidad extraña al universo ficticio representado.
· También es propio de un narrador omnisciente la distribución de la narración a su antojo, en ocasiones hace una pausa para dirigirse de forma directa al lector.
La historia comienza con un accidente de avión deja a un grupo de jóvenes a vivir solos en una isla. El mayor de ellos no supera los catorce años, así que se tendrán que arreglar sin personas mayores. Los dos primeros niños que se presentan son Ralph y Piggy. Después de haber sufrido el accidente, los dos empiezan a buscar más gente pero no saben cómo llamarlos para que los oigan bien. Ralph encuentra una caracola blanca rosada de unos 50 centímetros cerca de una laguna que hay en la playa y Piggy le dice que la sople porque así sonará y los demás niños vendrán. Nada mas hicieron sonar la caracola comenzaron a venir niños, entre ellos se encontraba Jack Medirrew, el director de un coro al que acompañaban los integrantes del mismo. La gran piedra rosada en la que se reunieron la bautizaron con el nombre de la plataforma y el sonido de la caracola servirá para los niños acudan a la plataforma porque se convoca una asamblea.
Los niños, se ven forzados a organizar su existencia en la pequeña isla desierta, por lo que comienzan por designar un jefe en común por votación. Ralph es el elegido e impone unas normas basadas en las costumbres civilizadas y propone hacer una hoguera en lo alto de la isla para que si pasa algún barco les puedan rescatar. Todos suben a hacer la hoguera y con la ayuda de las gafas de Piggy hacen una gran hoguera. Los chicos del coro guiados por Jack se convierten en cazadores y salen a cazar algo para comer.
Los niños hacen un grupo con el objetivo claro de ser rescatados y que se refuerza por el sentimiento del recuerdo del hogar. Y es así que al principio se genera una organización similar a la aprendida con los adultos. La hoguera, vigilada por los cazadores, se descuida justo cuando un barco pasa cerca de la isla, por lo Ralph discute con ellos. El temor es generado por los más pequeños y así se origina la Bestia, y este temor crece en los más grandes y a la vez pone en duda la creencia en el rescate.
Los cazadores se deciden para ir en busca de la bestia y cazarla, los cazadores investigan en la isla pero no encuentran nada. Al día siguiente vuelven a investigar al único sitio que habían dejado sin explorar. Fueron a la cima de la isla donde encontraron a un monstruo irreal ya que era un simple cadáver de un paracaidista que cuando soplaba el aire se le levantaba la cabeza y parecía que estaba vivo. Empieza a ver grandes disputas entre Ralph y Jack y entonces se separan en dos grupos: uno el que componían los mellizos, Ralph, Simon y Piggy, y el otro que lo componían Jack y sus cazadores.
Una vez separados, Jack y sus cazadores cazan a un jabalí, le cortan la cabeza y la ponen en un palo para ofrecérsela a la bestia. Jack y los suyos se comienzan a volver en salvajes formando una tribu y pintándose la cara y el cuerpo, comportándose cómo auténticos salvajes. Cuando el Señor de las Moscas (la bestia) acude a comer la cabeza del jabalí se percata de que Simon lo vio y va hacia él, le explica que él provoca el mal entre todos los niños y le amenaza. Esa misma noche hay tremenda tormenta durante la cena y Simon muere.
De nuevo Jack y los suyos cazan otra res y bajan a la plataforma a robarles el fuego de la hoguera para así poder asar el jabalí. Como la hoguera que hicieron en la plataforma se había apagado, decidieron robar las gafas de Piggy. En la plataforma se desencadenó una gran pelea en la que más de uno salió dañado, e incluso Piggy que casi quedó ciego. Ralph, los mellizos y Piggy, junto con la caracola, decidieron subir a la cima de la montaña donde los salvajes tenían su campamento para recuperar las gafas de Piggy. Mientras la cena se vuelven a pelear y un cazador lanza mediante una palanca una gran piedra a Piggy, la cual le produce una muerte instantánea y la destrucción en miles de pedazos de la caracola.
Ahora sólo quedaban unidos los mellizos y Ralph, porque los demás estaban con Jack, pero no por mucho tiempo, debido a que Jack y sus cazadores obligaron a los mellizos a unirse a su tribu. Sólo quedaba Ralph y Jack mandó empezar una cacería humana contra él cómo si fuera un simple animal. Todo aquel que lo encontrara, debería atravesarlo con su lanza. Como no lo encontraban, incendiaron gran parte de la isla para que tuviera que salir de su refugio. Ralph pasó el tiempo escondido en los arbustos, pasando de unos a otros hasta que cuando ya casi lo tenían apareció un oficial de marina que había visto la isla en llamas y todos volvieron a casa en un barco.
En sus novelas más reconocidas cultiva un estilo de ficción alegórica en el que alude frecuentemente a la literatura clásica, la mitología y el simbolismo cristiano. Sus obras no siguen una línea argumental única y la técnica de composición varía, pero en todas destaca la violencia inherente al ser humano y la respuesta sensata y cívica contra la barbarie y la guerra, mostrando las ambigüedades y fragilidades de la civilización occidental.
La mayor parte de sus textos exploran los dilemas morales y las reacciones de las personas cuando son sometidas a situaciones extremas, así como sobre la crueldad innata en el ser humano.
Se atreve a experimentar con sus personajes temas polémicos y fundamentales de una forma indirecta, con símbolos del bien, del mal, de la moral, del orden y de la destrucción evidentes pero raramente clarificados. En este sentido se aparta de la literatura contemporánea al enfrentar al lector a sus propias debilidades y miedos, al salvaje que subyace bajo la fachada del comportamiento civilizado y que se destapa con violencia cuando las circunstancias extremas lo requieren.
Los cinco años que pasó en la Royal Navy durante la guerra le causaron un enorme impacto, exponiéndole a la increíble barbaridad y crueldad de la que es capaz la humanidad. Rechazando el optimismo racionalista de su padre acerca del desarrollo humano, se convenció a sí mismo de la maldad intrínseca al ser humano.
El argumento general de sus principales novelas es esquemático, sazonado como un relato de aventuras, pero en el sustrato de su obra se oculta el patrón universal del mito del mal. En sus obras se desmarca de la utopía racional de H.G. Wells y de los que piensan que el origen del mal se encuentra en las estructuras y sistemas políticos. La violencia brota de las profundidades del hombre y es siempre la creadora de los modelos sociales destructores, como el nazismo. El ansia de poder y de autoafirmación es el que causa en los personajes de Golding la caída al estado de barbarie. Por eso la fuente de la violencia social es, para el autor, la propia naturaleza humana y las elecciones que hagan los hombres con su libertad.
La maldad suele buscar en sus novelas un chivo expiatorio sobre el cual hacer recaer las culpas de la humanidad. Puede ser imaginario, como el monstruo de El señor de las moscas, pero finalmente se encarna el papel de chivo expiatorio en una persona, bien sea un niño, como Simon en la misma novela. Frente a esta barbarie, destaca la figura de la sensatez, que intenta mantener la racionalidad, aunque frecuentemente sea débil en su defensa, como Piggy, también en El señor de las moscas.
No todo es maldad en la humanidad y no todo es negro en la imaginación de Golding. La inocencia no está nunca enteramente perdida y siempre hay salida frente a la violencia, a través del esfuerzo personal por ejercer la propia libertad con sentido común. Frente a la habilidad para matar del hombre se sitúan los ideales, creencias y la fe en el bien, compartidos por seres humanos de todas las religiones y de todas las épocas.
En el señor de las moscas predomina la descripción sobre el diálogo, el narrador nos describe cada uno de los puntos de la pequeña isla, su bosque frondoso y enmarañado lleno de grandes trepadoras, su gran arrecife donde las olas chocan con crueldad, su pequeña y profunda laguna salada, sus enorme rocas rosadas.
Algunos de los lugares en los que transcurre la novela son descritos varias veces por el narrador utilizando diferentes ocasiones.
- Ralph: Es el protagonista de la obra. Líder electo de los náufragos. Es rubio y muy atractivo según el libro. A pesar que es el líder siempre le pide ayuda a Piggy. Al inicio sugiere hacer una hoguera para hacer una señal y puedan rescatarlos, pero se les descuida y olvida con el tiempo. Ralph quiere lo mejor para todos pero se le olvida con frecuencia por lo que Piggy lo ayuda. Es demasiado educado y usa la lógica incluso en los peores momentos, como cuando se enteran de la bestia. Ralph representa la democracia, aunque finalmente todo sale en su contra y es casi muerto por Jack hasta que los rescatan.
- Jack: Es el rival de Ralph, se podría decir que le tiene celos porque él no es el líder. Es muy delgado, no muy guapo y pelirrojo. Aparentemente es muy arrogante y consentido. Es el líder del coro. Si bien no es violento al inicio, sus actitudes van cambiando, al expresar su deseo por matar un jabalí y abandonar la hoguera. Jack va cambiando más al poner a todos contra Ralph y separar los grupos. Se vuelve muy violento y usa la fuerza bruta para traer a los chicos a su grupo. Sin embargo aún conserva su humanidad, como demuestra su reacción ante las muertes de Simon y Piggy. Todo termina cuando Jack y sus salvajes se disponen a quemar la isla para matar a Ralph pero llega un oficial de la marina en el último minuto.
· Piggy: Era el niño al cual todos le decían "Cerdito" y formaba parte del grupo de Ralph. Es muy gordo, usa lentes y padece asma. Nunca se sabe su verdadero nombre. Su identificación con la civilización se muestra cuando su aspecto no se descuida a diferencia de los demás y su negación a la bestia. A pesar de ser más inteligente que Jack y Ralph, es discriminado y burlado por su gordura, su asma y sus gafas. Esto empeora cuando Jack roba las gafas de Piggy y lo deja sin ver. Hace un último intento porque Jack y su grupo sean racionales y en el intento es asesinado por Roger al lanzarle una gran roca.
- Simon: Otro niño del coro. Es muy bajito, moreno, de ojos grandes y padece epilepsia. Es un niño muy amable, con posibles referencias a Jesucristo. Disfruta la isla e incluso encuentra un lugar donde estar con los animales y plantas. Simon es muy tímido, pero Jack: siempre se puede contar con él, aunque es tachado de raro pero encuentra apoyo en Ralph, a quien lo ve como su único amigo. Es quien descubre al Señor de las Moscas, quien amenaza a Simon en una alucinación. Después de esto descubre que la bestia es un cadáver de paracaidista. Desesperado va a decírselo a los demás pero es confundido con la bestia y asesinado horriblemente.
- Roger: Al igual que Simon y Jack pertenece al coro. Un niño muy calmado que no habla mucho. Es moreno, alto y con la mirada perdida. Si bien al inicio se siente triste y desesperado cuando falla la primera hoguera, al final termina distrayendose y se vuelve segundo al mando de Jack. Al final, al ver que Jack es irresponsable e irracional se aprovecha de eso y se abandona a sus instintos animales. Mata a Piggy aplastándolo y no muestra remordimientos pero llora con los demás cuando son rescatados.
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